Acompañar y potenciar la capacidad de adaptación a los cambios que uno vive, ha sido y es uno de los pilares en mi desarrollo profesional. Creo que esto tiene en común todos los ámbitos donde he trabajado.

   Inicié mi andadura trabajando para adolescente en riesgo de exclusión donde el adaptarse a los cambios es vital para poder reorientar la vida del menor.

   Posteriormente en adicciones donde trabajé 13 años, para recursos concertados con la administración, aprendí que es imprescindible un gran cambio personal, no solo en hábitos, sino también en prioridades y valores, siendo siempre muy conscientes de las necesidades de cada persona.

   Por último, en duelo, donde sucede la adaptación más grande a un cambio no deseado que vive una persona. Poder transitar esta adaptación de forma sana y adecuada, puede ayudar a permitirte vivir de forma plena cada momento presente.

   Sobre todo, tome consciencia de como los cambios vitales mal asimilados pueden desencadenar en problemas a la larga muy serios. Por ello me sigo especializando en duelo y trabajando en adicciones porque entender el problema en su conjunto me parece fundamental, sea adicción con o sin sustancias, es solo el síntoma de un cambio o conjunto de ellos mal gestionado en momentos vitales del pasado.

   El psicodrama para mi tiene algo especial y mágico dentro de la intervención en un proceso terapéutico, el trabajo con el cuerpo y mostrar lo que sientes en vez de explicarlo permite romper muchas resistencias que tenemos a nivel consciente y poder explorar de forma más directa las emociones y vivencias que subyacen a cada una de las escenas de la vida que nos afectan. En mi trabajo también utilizo muchas de sus herramientas.

   Otro de mis pilares a nivel personal y que utilizo sus enseñanzas a nivel profesional en consulta y con grupos, es el Aikido Takeda. Un arte marcial te exige estar en el presente, esforzarte, mantener la concentración, la disciplina y gestionar muchas de las sensaciones displacenteras que en ocasiones nos cuesta identificar y aceptar, a parte de todos los valores que trasmite en la relación con el otro. El cuerpo se mueve y reacciona de una forma u otra, ante el mismo estimulo, dependiendo de las vivencias que hemos tenido a lo largo de los años y esto también habla mucho de cada uno de nosotros.

   A menudo un cambio de mirada desata nudos que ahogaban. En un espacio de escucha, te acompañaré en esa toma de conciencia para que, desde una visión más libre y amplia de ti mismo, de ti misma, de lo que te rodea y de lo que verdaderamente te mueve en la vida, puedas elegir y tomar las decisiones que más te acerquen a la persona que deseas ser y al modo en que quieres percibirte.